Bronce Tartessio en Templo de Salomón

Continuamos intentando interpretar “por qué” libros sagrados como La Biblia pudieron dar tanta importancia a la descripción de medidas y proporciones (algo que para el hombre de hoy apenas parece tener importancia….). Aunque bien conocido es que los grandes sabios de La Antigüedad (desde Platón a Vitrubio) o los pensadores del Renacimiento  -desde Pacioli, o Piero della Francesca, hasta Kepler-, dedicaron su vida y su obra al análisis de “la medida” y de “las proporciones”. Evidentemente, todo aquello puede ahora carecer de sentido, pues la ciencia va por otros derroteros, mas nunca podemos decir, ni afirmar, que aquellas teorías fueran falsas ni absurdas. Puesto que pertenecen a una forma de verdad científica, que –como intentaremos demostrar- realizaba hipótesis demostrables y mostrables. En nuestros comentarios anteriores, habíamos hablado repetidamente de la “matemática fáctica”; “ciencia” que afirmamos y creemos que existió, pero  que a nuestro amigo matemático, educado en las exactas puras, le había parecido “una chapuza”. Pues dijimos que es nuestra teoría, que en la Antigüedad, se hallaban los teoremas y las razones matemáticas por procedimientos empíricos (no de cálculo) y aunque aquello pueda producir “cierto repelús” a un hombre educado en ciencia moderna, esa matemática “fáctica”, no deja de ser una verdad científica. Puesto que “la verdad” en la ciencia (a nuestro juico), es el medio mas sencillo de resolver mejor un problema. Por lo que “la verdad” es “mutable, transformable y derogable”, desde el momento en que se halle otro medio mejor y mas eficaz, para solucionar ese problema. Pese a ello, un medio que resolvió anteriormente un problema de manera eficaz, fue una verdad científica del pasado.

En relación a ello, habíamos visto, como hay pruebas en la Protohistoria de que para encontrar “pi” bastaba con trazar un círculo (por ejemplo, en la arena con un palo y una cuerda) y dividir el perímetro por el diámetro. Uno de los mejores testimonios de ello, es el famoso “Mar del Templo de Salomón”; lavabo de abluciones del gran templo de los judíos, cuyas proporciones y descripción en La Biblia (como vimos), no dejan lugar a dudas de que nos habla de un “π sagrado” y hallado de modo empírico. Aquella enorme “pila bautismal” colocada en el centro del lugar mas sagrado, era de metal (cobre), fundido por Hiram en las zonas de Palestina cercanas a Fenicia. Evidentemente, ello remite a los cargamentos que Salomón trajo desde “allende” los mares, durante su alianza con este rey fenicio llamado Hiram. En La Biblia se cita a Hiram también como constructor y arquitecto del templo de Salomón, lo que creemos hace referencia clara a que tanto los materiales (con los que ese lugar sagrado se levantó), así como las técnicas de construcción, su simbología y decoración; tenía mucha relación con los de este monarca fenicio amigo de Salomón. Hiram, quien llevó al mayor esplendor a la ciudad de Tiro y que entró en alianza con Salomón para navegar hasta los lugares mas lejanos, en busca de metales preciosos y marfil.

En otros estudios nuestros, hemos demostrado (creemos que con suficientes pruebas históricas), como las famosas naves de Tarshish que traía Salomón -citadas en El Antiguo Testamento-, venía hasta el Sur de Iberia. Pues en La Biblia se narra que cada cuatro años llegaban a las costas de Fenicia e Israel, enormes barcos, cargados de metales preciosos, y procedentes de la lejana Tarshish. En nuestra opinión, tanto como en la teoría clásica de la arqueología; estos barcos viajaban al final del Mediterraneo, hasta la Tarshish andaluza. Aunque, como las teorías históricas se ven “obligadas” a “renovarse” cada un determinado número de años, ahora la identificación del Tartessos ibérico, por la Tarshish bíblica se enfrenta a múltiples detractores. Ello porque se cita la llegada de monos, marfil y pavos, dentro de las mismas naves; sin pensarse quizás que aún en Gibraltar hay primates (no ingleses) y en el sur de Iberia hubo hasta época prerromana elefantes (tal como lo muestra la entrada de Anibal desde Hispania en Roma). De igual manera, el marfil, los monos y las aves raras abundaban en las zonas Sur de influencia Tartessia. Nos referimos a las “zona ibéricas ahora llamadas bere-beres”; areas que se sabe, tuvieron gran contacto con el Sur de nuestra Península, durante el neolítico y en la Edad de Bronce -tanto como para considerarse que la etimología de Bereber se relacione con la de ibero (i-beres)-.

Aunque en lo que se refiere a cargamentos llegados hasta las costas de Tiro e Israel, traídos en esas naves de Tarshish, por Hiram y Salomón a mediados del siglo X a.C.; posiblemente alude a mercancías compradas por los púnicos en Gadir. Donde se comerciaba con objetos ibéricos (procedentes de la vecina Tartessos), tanto como con mercancías llegadas de las fundaciones fenicias atlánticas; entre las que destacaban las del Sur, como la actual Mogador (Agadir). Pues conocido es que en esas costas de marruecos los fenicios tuvieron “importantes puertos”, donde comerciaban con oro y marfil. Al igual que esa zona africana que visitaban los gaditanos, estaba repleta de extraños monos y de raras aves -tales como las gallinas de Guinea y etc.-, a las que quizás se refiere La Biblia al mencionar “pavos” en las naves que llegaban de Tarshish.

Sea como fuere, parece indudable que una parte de la mercancía llegada hasta las costas de Israel y Tiro, traídas cada cuatro años por sus reyes (salomón y Hiram), procedían de Tartessos. Dictaminando los arqueólogos mas ilustres que el bronce llegado hasta Israel en esta época vendría en su mayor parte desde puertos fenicos del Sur de Andalucía. Algo que podemos corroborar con un planeamiento nuestro como el siguiente:

En este siglo X a.C., la ruta hasta el resto de minas de estaño (con cobre) existentes en el Mediterráneo, fue cerrada y dominada por los griegos. Nos referimos al otro lugar donde existe casiterita en el Mediterráneo, que era los yacimientos de la Cólquida (al final del Mar Negro –en el Cáucaso-). Minas que estaban “cerradas” y dominadas” por los helenos tras vencer a Troya. Pues la caída de la ciudad de Paris no tuvo otro motivo mas que l supremacía de este paso hacia el cobre y el estaño. Guerra sucedida aproximadamente un siglo y medio antes del levantamiento del Templo de Salomón, tras la que Micenas se hace ya con el dominio del Estrecho del Bósforo. Ello supuso, que los fenicios no pudieran tener apenas acceso al comercio del cobre y menos del Estaño de esa zona Norte (que dominaban los griegos) y hubieran de buscar nuevas rutas hacia el Oeste y el Este.

Las salidas hacia El Este eran muy dificultosas, aunque parece que gracias a la alianza con Salomón, consiguen establecer bases en el Mar Rojo, desde donde viajar a Arabia y zonas cercanas a la actual India. Pese a ello, en estas rutas de Oriente, apenas existen minas de casiterita y cobre (juntas); o ,de haberlas, están muy lejanas al Mar Rojo. De aquí la importancia de Gadir desde el siglo XI a.C., situado junto a los mejores yacimientos de estaño y cobre del Mediterráneo y tan solo a unas semanas de distancia de Fenicia. De ello, podemos deducir que el bronce y los metales preciosos que recubrían y adornaban todo el Templo de Salomón, en su mayor parte procederían de Tartessos (incluso de las las actuales minas de Rio Tinto, que se saben activas desde el III milenio a.C. y que hasta tienen una población cercana llamada “Minas de Tarsis”).

Tras recordar que ese Mar del Templo de Salomón, seguramente estaba hecho con metales procedentes de nuestra Andalucía; pasemos a analizar su importancia matemática y a su interpretación de símbolos. Entre los significados mas importantes que podemos considerar tuvo, puede deducirse que El Mar de aquel recinto sagrado recordaba posiblemente las singladuras de los comerciantes de metales; marinos que llegaban en las naves de Tarshish, hasta los lugares mas remotos de entonces. Pues, como hemos dicho, enviar naves hasta Tartessos en el siglo X a.C., debía ser algo similar a lo que actualmente supone lanzar un satélite al espacio (una labor solo reservada a naciones punteras en tecnología). De ello que aquella pila central, hecha en bronce y oro, con forma de “flor de lis” y tamaño de diez codos (mas de cinco metros), guardando proporciones matemáticas, fuera seguramente una reliquia que “adoraba” los progresos de la sociedad salomónica. Quizás algo similar a lo que simbolizaba la famosa escultura de “la molécula”, que se erigió Bruselas como un “totem científico”, al comienzos de la Era Atómica (cuando precisamente se estaba generando la Unión Europea, con su capital en esta ciudad). Una pila sagrada que representaría sin duda los avances tecnológicos de la “Era Salomón”, tal como las catedrales se construían, en gran parte, para demostrar los conocimientos científicos y matemáticos de la Sociedad (en especial de los sacerdotes). Por cuanto creemos muy importante el análisis matemático de esta “pila”; lugar de abluciones que quizás tuviera relación con el propio significado del bautismo entre los judeo-cristianos….

Pero antes de entrar en ello, deseamos exponer que no somos matemático ni nunca fue esta una disciplina en la que brillásemos. Es mas, fui un mal estudiante de ellas en mi juventud, pero la música nos llevó hasta esa ciencia. Pese a ello, hasta encontrarlas en la arqueología, nunca sentí gran atracción ni estábamos capacitado para las ciencias exactas (sinó mas bien todo lo contrario). Vocación que surge hacia los veinte años, estudiando la carrera de Derecho, cuando me interesé y escribimos sobre las leyes en la Antigüedad (Derecho protohistórico). Y por inspirarme también en Antiguas Culturas, para componer obras de música… Todo ello nos llevó al estudio de religiones antiguas, y ,de estas, hubimos de pasar al de la astronomía. Con ello nos vimos obligados a “ponernos al dia” en matemáticas, pese a que lo hicimos de manera autodidacta y buscando nuestro método. Esta “trayectoria” nacida de la vocación y nunca de una preparación académica, posiblemente nos llevó a ver las matemáticas desde otro prisma, visión que quizás para un científico, sea una “chapuza”. Es lo que hemos denominado “matemática fáctica (o empírica)”; con la que intentamos demostrar que hace miles de años, valiéndose de palos y cuerdas, podían hallar soluciones a problemas, que mas tarde (cuando existieron las cifras y el cálculo) se consiguió explicar por procedimientos razonados.

Por cuanto decimos, todo aquel que considere “chapucera” esta forma que planteamos de ver la matemática; está en su pleno derecho de hacerlo; pues el medio de encontrar las soluciones es empírico y no a través de la razón (valiéndose del ingenio, no del método). Pese a ello, para que se comprenda lo que fue la vida en el pasado; deseamos exponer, como también, antes de que existieran los metales, el hombre fabricó todos sus artilugios, herramientas y armas, usando solo piedras, palos y cuerdas. Consecuentemente, si vemos una hoz hecha con lascas de silex entalladas en una madera, un martillo construido con pedruscos atados a un bastón, o un cuchillo de obsidiana… Nos podrá parecer algo “chapucero” y unas herramientas con las que fuera imposible trabajar. Pero gracias a la arqueología, hoy podemos saber y afirmar, que durante decenas de miles de años se trabajó, vivió y luchó, con esos instrumentos hechos valiéndose solo de palos, cuerdas y piedras. Tras exponer claramente esto, pasemos a ver lo que pudo ser la “matemática fáctica” pensada con palos y cuerdas....