martes, 28 de septiembre de 2010

"Números sagrados", en la "matemática mística"

Existe una tendencia común en el hombre contemporaneo a pensar que en la Antigüedad, la Humanidad, carecía de ingenio, inteligencia y conocimientos. Es una opinión compartida casi por todos; en oasiones, incluso por estudiosos del Mundo Antiguo, quienes afirman que hace dos, tres, o cuatro mil  años, las gentes eran atrasadas, analfabetas, brutales, primitivas y cerentes de talento. Verdad es que el atraso tecnológico conlleva a veces unas carencias culturales o de civismo. También es verdad que gran parte de la Humanidad, por aquel entonces, permanecía en estado tribal. Pero no nos interesamos por el estudio de los mas atrasados, sinó de los mas prósperos de entonces, cuyos conocimientos y formas de vida son altamente enigmáticos y están plenos de ingenios y soluciones misteriosas a problemas comunes.

Para compreneder bien de lo que hablamos, es importante reflexionar sobre la idea de cómo sería un  futuro estudio, realizado por arqueólogos del año cincomil, en que se tratara de nuestra Civilización (desde Roma, hasta nuestros dias). Evidentemente, si este trabajo se realizara en un tiempo en que nuestra Cultura hubiera desaparecido y tuvieran ya que excavar las ciudades destruidas, para conocerla y estudiarla. Comenzaría por conocer los objetos mas cotidianos y de uso doméstico, o religioso, sin encontrar apenas vestigios de los valiosos secretos de la ciencia. Algo que podría llegar a una primera conclusión, afirmando que desde el siglo I hasta el siglo XVII, apenas hubo diferencias en la vida ni en la Civilización europea; pues las cosas que hallaríamos en estos diecisiete siglos serían muy parecidas (pese a que nosotros sabemos que la forma de vida, la cultura y la civilización romana, fueron muy distintas a las de: El Románico, El Gótico, El Renacimiento o El Barroco).

De igual manera, si hubiéramos de conocer el siglo XX tras desaparecer nuestra Civilización, y solo por medio de restos hallados en excavaciones, el problemas sería que apenas encontraríamos vestigio alguno de los progresos de la NASA, o de los últimos avances de la ciencia y la tecnología punta. Pues para tener la fortuna de encontrarlos, habríamos de excavar en edificios muy determinados, teniendo la rara suerte de que en ellos se hubieran guardado documentos explicativos de los mas punteros descubrimientos científicos (algo que siempre suele ser secreto de Estado, de empresas, o de un grupo de élite). Muy por el contrario, si excavásemos las ciudades y zonas habitadas de nuestro tiempo, las diferencias que encontraríamos serían abismales; pues si nos fuéramos  a Nueva York o Tokio, podríamos hallar grandes avances y los restos de una vida muy "moderna". Pero bastaría con hacer lo mismo en África o en el Amazonas (incluso en las ciudades enclavadas junto a reservas naturales, en Estados Unidos o Japón) y nos encontraríamos un mundo totalmente distinto. Porque mientras que la Humanidad ha llegado a la Luna hace unos cuarenta años, aún no ha acabado con el hambre y la pobreza en gran parte del Planeta...

Por todo ello, cuando hablemos de los conocimientos del Hombre Antiguo, siempre nos referiremos a los  que tenían los mas avanzados en cada Civilización (no los mas atrasados). Pues de tomar como referencia la "gente común", si extrapolamos los conocimientos de las personas de "a pié" en nuestra época, podemos asegurar que aún en España apenas una minoría puede definir lo que es "pi" o "fi". No digamos ya saber cálcularlo, ni menos razónar de la Ley de los Graves o la Cuadratura del Círculo. Pese a ello, y porque tan solo una pequeña minoría sabe la forma de obtener "pi", o el significado de "fi"; no podemos afirmar que en la España del siglo XXI, se desconoce la Sección Aúrea o la razón del perímero con el diámetro. Es decir, que los conocimientos científicos, son solo de una minoría, quienes los estudian y a veces están obligados a mantenerlos en secreto (por razones de Estado, de empresa, e incluso religiosas).

La anterior elocuente disertación, nos lleva a exponer que gran parte de los conocimientos científicos de la Antigüedad se perdieron. Aunque muchos de ellos puede intuirse en sus vestigios y su en arte; en la forma de vida, en  sus edificios, en sus dogmas religiosos y hasta en sus objetos mas comunes. De esos conocimientos, hay algunos que por ejemplo, pueden deducirse por medio del estudio intuitivo de los números sagrados. Números que muchos afirman, pertenecen a ritos y costumbres simplemente nacidas de la magia, la adivinación o el dogmatismo de sus religiones. Pero que en verdad, si los estudiamos minuciosamente, es que nos encontaremos que pertenecen al mundo de la matemática mas abstracta y filosófica: A lo que hemos llamado "la matemática mística" (comunmente relacionada con la astronomía). Pero pasemos dierctamente al análisis de los Números Sagrados mas conocidos, para demostrarlo.

3- EL TRES: Siempre se entiende como la Trinidad, el principio sagrado generador de Vida; que en el Cristianismo es Padre-Hijo-Espíritu Santo; pero en otras religiones es simplemente Padre-Hijo- Madre. Dicen que el "trinitarismo" es un "dogma añadido" por Constantino en el Concilio de Nicea (en el año 327), pero que Arrio no lo admitió; de lo que el Arrianismo rechaza La Trinidad. Curioso parece que precisamente Arrio no lo admitiera, pues era obispo entonces de Alejandría, donde aún pervivían las escuelas de matemáticos. Muy posiblemente esta negación del principio en el "Tres" del que era entonces un alto cargo eclesiástico en zona y lugar de matemáticos, proceda de conocer que este número fué desde tiempos inmemoriables sagrado para los hombres de ciencia y religión egipcios.

Ya que el Tres es el principio de la geometría, que nace con el triangulo, que necesita tres puntos para "existir". Por lo demás, es igualmente el origen de la "segunda dimensión" (el plano, que nace con el triángulo) y del modo de resolver el círculo, que se razona en base a trigonometria. Su significado religioso y cultural es tal, que incluso la primera letra del abecedario (la A) llega a escribirse como un triángulo, tanto como la delta mayúscula de "Zeus".

5-EL CINCO: Poco aparece como número sagrado en las religiones judeo-cristianas; aunque en las de clara influencia del Egipto Antiguo, se considera al Cinco como número sacro. Ello porque es la mitad de la base Diez (el número perfecto para los egipcios) y porque se relaciona con "fi". Siendo la razón de "fi" (sección áurea) basada en la división del círculo en cinco partes (tal como Euclides expone y recogerá siglos mas tarde Luca Pacioli).

6-SEIS: Su sacralización nace de ser la base del sistema sexagesimal, cuyo mas importante uso estuvo en la división y estudio de la circunferencia. La división del círculo en 360 grados, nace a principios del III milenio a.C. y se debe a matemáticos de Egipto o Babilonia (no se sabe con certeza).

La razón de dar a la circunferencia 360 grados procede de que este número (360) es divisible por 2, por 3, por 4, por 5, por 6, por 8, por 9, por 10, por 12, por 15, por 18, por 20, por 30 etc... No encontraremos otro número con tantos divisores como este nacido de 6 x 6 x 10. Ello facilita  el estudio de la circunferencia, que de hacerse con otro número de grados, sería mucho mas compleja.

7-SIETE: Este número quizás es del que mas se ha escrito, hablando de sus poderes místicos o "semidivinos". Realmente conforma los dias de la semana desde la imposición del calendario judio, que al ser  de origen mesopotámico, era lunisolar. La Luna tiene un ciclo de 29,53 dias solares, lo que hace que para regular las fases de la luna, lo mas sencillo es dividirla en semanas de 7 dias, siendo 7 x 4=  28 (por ello, en cada lunación sobrará un dia y medio, es decir, que cada 59 lunaciones, la semana de siete dias se ajusta al ciclo lunisolar).

10-DIEZ: Es sagrado fundamentalmente en Egipto, por usarse la base decimal y considerarse que contar con los dedos la mano puede significar que el hombre está hecho a la medida de la matemática. Los diez dedos y la base diez hacen dudar al matemático sobre la razón filosófica de algunas casualidades naturales.

12-DOCE: Es un número sagrado en casi todas las religiones y crucial en la astronomía. Ello porque es el divisor perfecto del cículo (de 360). Los egipcios establecieron a comienzos del III milenio a.C. el año solar, en base a este "giro" de 360 grados: Un año de 360 dias (mas cinco festivos), divididos en 12 meses de 30 dias. Siendo el 12 uno de los números más útiles para el astrónomo, es uno de los que mas se usará lueo en las astrología (y en la adivinatoria).

En Babilonia se contaba en base duodecimal, siendo la unidad una docena. El método era llegar hasta diez con los dedos de la mano y luego, once, se contabilizaba con un puño cerrado; mientras doce, se representaba con los dos puñoes cerrados.


Estos que arriba escogemos, son los números mas importantes en las antiguas religiones y podemos comprender rápido que su sacralización procede de la "utilidad" o de "la perfección" que tienen para la matemática y la astronomía. De ello debemos deducir que los Números Sagrados, lo son por su uso y utilidad en las matemáticas; aunque por su "carácter místico" nos hacen ver algo mágico o inexplicable en ellos. Puesto que difícil es entender o contestar a preguntas como que la resolución del círculo se base en el Tres, algo que se representa en el Cristianismo como un alfa y una omega (lo que en matemática se escribiría como un círculo con un triángulo dentro...).  Pues siendo el triángulo el comienzo del plano de tres lados y el círculo el de infinitos lados: ¿Cómo podemos explicarnos filosoficamente  (no solo razonar matematicamente), que la circunferencia se solucione desde la figura mas simple y primera: Del infinito al Tres?.

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